Lo primero que hay que hacer es romper con los filtros y estereotipos sociales que desmotivan a las niñas y las alejan sistemáticamente de estas disciplinas a lo largo de su proceso educativo, lo que limita sus oportunidades para ingresar en estos campos cuando son adultas.
A pesar de que estamos en el siglo XXI, las mujeres todavía experimentan la marginación profesional, sobre todo, cuando de carreras STEM se trata. Dicha discriminación que impide que más mujeres aporten a las ciencias, proviene de varios factores sociales, culturales y estructurales, prejuicios que comienzan a darse en las niñas desde una edad temprana al limitarlas a participar en ciertos juegos o utilizar ciertos juguetes porque son propios de hombres.
El pasado 11 de febrero se celebró el Día Internacional de la Niñas y Mujeres en las Ciencias. Según Unesco, solo el 29.3% de mujeres son investigadoras a nivel mundial. Al comparar las estadísticas, son pocas las mujeres que tienen presencia en el sector STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés).
Basta con revisar las estadísticas del Colegio de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) para confirmar lo anterior y cómo las mujeres aporten a las ciencias y las ingenierías: el 76.35% de los agremiados son hombres y solo el 23.65% mujeres, relación que se mantiene en general en las universidades.
Participación de las mujeres en ingenierías:
De acuerdo con el Observatorio Laboral de Conare, en Física el 83.9% son hombres, en Ingeniería en Electromedicina el 61.8%. En otras Ingenierías la participación femenina es mínima: Mecatrónica, solo el 13% son mujeres, en Mantenimiento industrial solo el 7%, en Ingeniería Mecánica el 16.9%, en Ingeniería Eléctrica el 19.7%, en Electrónica el 14.4% y en Ingeniería Química solo el 26.2%.
¿Cuál es el problema?
Lamentablemente, el machismo y los estereotipos que existen en la sociedad en general con relación al desempeño femenino, dan al traste con la libertad de estudiar y trabajar en lo que se desea y ahí se ve afectado cómo las mujeres aporten a las ciencias y carreras STEM.
Durante décadas se les hace creer que no tienen capacidades, que las matemáticas no son para mujeres, o que hay carreras exclusivas para hombres, como le ocurrió a la reconocida Ing. Sandra Cauffman, cuando quiso estudiar Ingeniería Mecánica y fue rechazada y orientada hacia otra ingeniería que no era la que ella quería estudiar inicialmente.
Melania Guerra, ingeniera mecánica, que trabajó para el Centro Espacial Johnson de la NASA y hoy es directora de estrategia científica de Planet, señaló que lo primero que tuvo que comenzar a superar fue esa voz interna que la auto saboteaba y la ponía a dudar de sus capacidades y competencias.
Tuvo que reforzar su autoestima y confianza para poder asumir los retos y oportunidades que se le presentaban, pues, típicamente, cuando estaba ante sus compañeros, dudaba muchísimo de si podría lograrlo. Y esto da al traste en la manera en la que las mujeres aporten a las ciencias.
“Y es que esos prejuicios, normas y filtros sociales han alejado a las mujeres de las carreras STEM”, señaló Emilia Gazel, rectora de Universidad Fidélitas, quien explicó que “precisamente, desde hace varios años la U Fidélitas tiene por objetivo promover que haya más mujeres en las áreas STEM, razón por la cual se otorgan becas exclusivas para ellas, para motivarlas a elegir la ingeniería que deseen, como la que lleva el nombre de la Ing. Sandra Cauffman”.
¿Qué hacer?
¿Desde dónde se motiva a las chicas a interesarse por las ciencias?
Según Arlette Zuñiga Lizano, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de Computación de la Universidad Fidélitas, eso se logra desde pequeñas, cuando no se le crean prejuicios en torno a los juegos ni juguetes. Continúa en la etapa escolar y colegial, cuando se les empodera para que estudien lo que deseen y no se les ponen barreras de ningún tipo y así mujeres aporten a las ciencias.
“Desgraciadamente, muchas veces les matan las ilusiones desde el seno del hogar, por lo que debería hacerse una campaña intensa a nivel nacional para derribar estereotipos en los hogares, sobre todo en zonas rurales, donde existe mucho machismo, violencia, discriminación y maltrato”, detalló Zúñiga.
“La mujer, por naturaleza, ha estado más ligada a la atención y cuidado de la familia y eso se convierte en una limitante para que podamos acceder a posiciones de liderazgo con remuneraciones acordes a la formación y el puesto, sin importar el género”, enfatizó la docente de Fidélitas, quien agregó que “al género masculino más bien se le endosa la función de proveedor lo cual le brinda la oportunidad de acceder a posiciones mejor remuneradas que demandan mayor dedicación”.
Zúñiga recuerda que en una ocasión estaba optando por un puesto en una empresa y lo primero que le preguntaron era si quería tener más hijos (ya tenía uno), una pregunta de por sí discriminatoria por el trasfondo.
“Se han logrado grandes cosas, tenemos grandes mujeres que han sido reconocidas por sus aportes, sus luchas, sus logros, pero todavía la sociedad no es lo suficientemente equitativa y hay que seguir marcando el camino para las que vienen detrás”, añadió.